Centro Cultural "Vicente Serrano Naharro"
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THE FLORIDA PROJECT – Ciclo ‘Cine Indie USA’ – Filmoteca Itinerante Junio Estados Unidos 2017 115’ Dirección: Sean Baker Guión: Sean Baker, Chris Bergoch Reparto: Brooklynn Prince, Willem Dafoe, Bria Vinaite, Caleb Landry Jones Fotografía: Alexis Zabé Música: Lorne Balfe Moonee vive a pocos kilómetros de Disneylandia, pero lo más cerca que ha estado es el motel barato a las afueras de Orlando en el que vive con su madre, una joven madre soltera y a la deriva que se busca la vida siempre al borde de la legalidad. Otra niña de su misma edad acaba de mudarse al lado. Promete ser un verano inolvidable. 2017: Premios Oscar: Nominada a mejor actor de reparto (Willem Dafoe) 2017: Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor Película y Mejor Director Como dice uno de los personajes de La escapada, idealizamos la infancia por la sencilla razón de que ya la hemos olvidado. The Florida Project, de Sean Baker, posee la estructura y hasta la consistencia untuosa de la memoria. Es una película construida de recuerdos olvidados, de ilusiones vanas y de color melocotón. Y pese a ello, pese a su libérrima condición onírica, tan naturalista y fiel al crudo exotismo de la realidad como un documental de Wiseman. La cinta cuenta la vida de Moonee, una niña entregada a asuntos tales como hacer la vida imposible a cada adulto que le rodea (especialmente a un sufrido y maravilloso Willem Dafoe), comer helados gratis y perseguir algo. ¿El qué? Eso no lo saben más que sus pies. Y lo hace con la clara rotundidad de los cuentos eternos. Es la historia de Alicia en un país de las maravillas necesariamente perdido o de Tom Sawyer en la ribera de un Mississippi sin agua. Sin moralismos, sin perseguir en ningún momento la piedad, o sólo la lástima, la película avanza atenta al suelo ético que la mantiene en pie. Lejos de hurgar en los resortes que mueven la compasión del espectador, la idea es colocarse al lado de la dignidad de los tachados como indignos y junto a ellos reconstruir el tejido mismo de lo real, de lo auténticamente necesario. Son pobres, pero con techo. Son el último dique de contención de una sociedad que ha hecho de la opulencia su condena y su imaginario destino. Son la prueba evidente de que vamos mal. Se trata, en definitiva, de un sitio extraño, pobre y resplandecientemente cutre (o al revés) habitado por todos los que no salen en las fotos. Ni en los folletos turísticos.
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