20:30 hasta las 22:45
Proyección CALL ME BY YOUR NAME (Luca Guadagnino, Italia-EE.UU.)

Proyección CALL ME BY YOUR NAME (Luca Guadagnino, Italia-EE.UU.)

1€
CALL ME BY YOUR NAME – Ciclo ‘Un Verano de Cine’
Italia, Estados Unidos  2017		130’
Dirección: Luca Guadagnino
Guión: James Ivory (Novela: André Aciman)
Reparto: Timothée Chalamet, Armie Hammer, Michael Stuhlbarg, Amira Casar
Fotografía: Sayombhu Mukdeeprom
Música: Sufjan Stevens

Verano de 1983. Elio es un joven de 17 años que veranea junto a su familia en una villa del norte de Italia situada en un bello pueblo costero. Elio ocupa sus días tocando música clásica, leyendo y flirteando con su amiga Marzia. Pero la monotonía acaba cuando llega a la casa el nuevo ayudante de su padre, Oliver, un investigador americano que trabaja en su doctorado.
2017: Oscar: Mejor guion adaptado (James Ivory). 4 nom. incluyendo Mejor Película, Actor y Canción.
2017: Premios Independent Spirit: Mejor Actor y Mejor Fotografía.
Pases en colaboración con Fundación Triángulo dentro de los actos de celebración del Día del Orgullo Gay del próximo 7 de Julio.

Toda película importante se debate en el estrecho margen que separa lo que simplemente se ve, de lo que se desvela. El matiz importa. Es más, Guadagnino se las arregla para que sólo el matiz sea relevante en una película construida al borde mismo del abismo, sobre la tentación de la oscuridad más evidente y, sin embargo, tan luminosa, tan plena, tan feliz, tan sin prejuicios y, admitámoslo, tan dolorosa. "No sentir nada por miedo a sentir algo es un desperdicio", le aconseja el padre sabio al hijo herido.

Call Me By Your Name es la minuciosa descripción del más íntimo temblor de todos: el del nombre pronunciado por vez primera. Llámame por tu nombre. Como esas estatuas de bronce que surgen del mar para exponerse a la mirada vibrantes, puras y eternas, así es la tensión innombrable y secreta que nos pone en contacto con lo otro, con lo único.

Luca Guadagnino (Yo soy el amor, Cegados por el sol) nunca ocultó que la realidad, lo verosímil, le estorba. Siempre al límite, sus personajes se enamoran, se desprecian y abrazan con todas las consecuencias. Que, a poco que uno lo haya intentado, siempre son muchas. La película no quiere contar más que el nacimiento de un amor entre el protagonista interpretado por Timothée Chalamet y el asistente de su padre, Armie Hammer. Lo que sigue es básicamente un relato que vibra, que se ofrece puro y perfecto en su vocacional imperfección; un relato tan profundamente ético que se diría amoral; tan virtuoso que sólo puede ser pecado. Mortal.

Uno es apenas un adolescente de 17 años que en el calor de un verano eterno gasta sus días en asuntos tales como tocar el piano, leer, nadar... El otro es un joven tan vigoroso como perfecto que ocupa sus días, que no tanto sus noches, en las lenguas muertas y las artes clásicas. Todo a su alrededor es como esa Italia de ensueño donde la vida, todo ella, se siente más, huele más y se sufre mejor. Tan decadente como imperecedera, tan agobiante como febril. Todo falso y, sin embargo, todo deseo. Tan blando, tierno, provocador e intenso como un melocotón. De hecho, de eso se trata. Toda la cinta se precipita y descubre en el mordisco de un no tan simple melocotón. Relleno de vida. Es así.

De la mano de un viejo guion de James Ivory, el director se desnuda del ritual barroco y suicida que preside su cine para entregar al espectador una película transparente, profundamente emotiva y, justo es reconocerlo, divertida. Y así, hasta desvelar, más que simplemente ver, el abismo de lo invisible, lo oculto, lo sagrado, lo que aparece por primera vez en un universo intacto. La mirada del amor tal vez en el sabor de un simple melocotón. (Luis Martínez, El Mundo)
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