Proyección JÚLIA IST (Elena Martín, España)

JÚLIA IST – Ciclo Mujeres de Cine: Nosotras También Contamos - Pases 18:00 20:15 22:30
España   2017		90’
Dirección: Elena Martin
Guión: Maria Castellvi, Elena Martin, Marta Cruañas, Pol Rebaque
Reparto: Elena Martin, Oriol Puig, Laura Weissmahr, Jakob Daprile
Fotografía: Pol Rebaque

Antes de irse a Berlín de Erasmus, el futuro parecía muy claro para Júlia, una estudiante de arquitectura de 21 años. Una vez allí, completamente sola por primera vez, se da cuenta de que no se conoce tan bien a sí misma como pensaba y que no tiene tan claro ni lo que quiere hacer ni sus objetivos vitales.

2017: Premios Feroz: Nominada al Premio Especial
2017: Premios Gaudí: 2 nom., incluyendo Mejor película en lengua no catalana

El cine adquiere, de vez en cuando, la rara e imprescindible calidad de la piel. Tan cercano a la retina que los dos lados de la pantalla acaban por ser intercambiables. Quién está de un lado y quién de otro acaba por ser irrelevante. La pantalla deja de ser frontera para ser, en efecto, piel. Júlia ist, de Elena Martín, posee la rara virtud de lo transparente, de lo único, de lo profundamente propio y, quizá por todo ello, de lo universal. Todos, de una manera u otra, fuimos, seremos y hasta somos Julia. La película cuenta la vida de la propia directora (real o figurada, qué más dada) encerrada en el laberinto de otro país. Cosas de las becas Erasmus. Si se quiere, la idea es contar el estado de extrañeza de una mujer en una ciudad y una lengua ajenas.

El rostro de Elena Martín sigue siendo un instrumento afinadísimo –el modo en que expresa la subida de un éxtasis en una rave al aire libre es impecable-, dentro de una película que es tan consecuente en sus aparentes digresiones –el proyecto arquitectónico de casas sostenibles/transformables- como en sus decisiones de puesta en escena –la discusión sentimental en el exterior de la discoteca-. Un discurso capaz de inspirar imparables corrientes de reconocimiento generacional sin que ni siquiera parezca ambicionarlo.

La cinta tiene mucho de extravío generacional, de relato eternamente adolescente, de cuestionamiento de lo más íntimo. Eso, a la vez que, cosas de la sociología improvisada, podría ser leída como el destino de lo que ahora es Europa. Con sus contradicciones, esperanzas y caminos sin salida. Pero, más allá de lecturas coyunturales o existenciales, lo que arrebata y entusiasma es la capacidad de la película para desaparecer; para, otra vez, pegarse a la piel, a la piel de sí misma dado que protagonista y directora coinciden en cada uno de los fotogramas, en cada una de las pieles. Y así hasta convertir la cámara en un fiel reflejo de la propia mirada del espectador. Lo que se ve es un mundo tan plagado de dudas, tan histérico, tan reposado y tan cálido (todo a la vez), que no queda otra que caer rendido. A flor de piel. (Luis Martínez, El Mundo)