18:00 hasta las 00:15
Proyección LAS ESTRELLAS DE CINE NO MUEREN EN LIVERPOOL (Paul Mc Guigan, Reino Unido)

Proyección LAS ESTRELLAS DE CINE NO MUEREN EN LIVERPOOL (Paul Mc Guigan, Reino Unido)

1€
LAS ESTRELLAS DE CINE NO MUEREN EN LIVERPOOL – Ciclo ‘Brexit en Movimiento’
Pases 18:00 // 20:15 // 22:30
Film Stars Don't Die in Liverpool
Reino Unido  2017 	106’
Dirección: Paul McGuigan
Guión: Matt Greenhalgh (Memorias: Peter Turner)
Reparto: Annette Bening, Jamie Bell, Julie Walters, Vanessa Redgrave
Fotografía: J. Ralph
Música: Urszula Pontikos

Peter Turner se enamora profundamente de Gloria Grahame la primera vez que la ve. Gloria es su nueva vecina, una oscarizada diva de Hollywood, alegre, divertida y llena de energía. Él es un joven actor que comienza a cosechar tímidos éxitos en el Liverpool de finales de los 70. Pero ni la diferencia de edad entre ellos ni la fama impidieron el flechazo que dio lugar a una de las historias de amor más apasionadas y comentadas de la época. 
2017: Premios BAFTA: 3 nominaciones, inc. Mejor actor (Bell) y Mejor actriz (Bening)
2017: British Independent Film Awards (BIFA): 4 nominaciones

Isaki Lacuesta abría su documental La Noche que no Acaba (2010) buscando una rima entre dos rostros: el de la esplendorosa Ava Gardner de Pandora y el Holandés Errante (1951) y el de la misma estrella en Harem (1986), con la mirada crepuscular de quien acaba de “beberse la vida”, como diría Marcos Ordóñez, autor del libro que inspiraba ese brillante trabajo. Las Estrellas de Cine no Mueren en Liverpool es, también, una película que bascula entre los dos rostros de una misma mujer, aunque, en este caso, la distancia temporal que separa a la Gloria Grahame vital y veterana que seduce (o, más bien, enamora) al joven actor británico Peter Turner y la actriz que busca el calor del afecto familiar en un hogar de Liverpool es mucho más corta.

Partiendo del libro de memorias de Turner, Paul McGuigan ha firmado la película más emotiva, delicada y compleja de su carrera: un trabajo que se beneficia de la propia saturación de significados que una figura como la Gloria Grahame cargaba –su temprana participación en ¡Qué bello es vivir! (1946) parecía anticipar la inquietante cercanía entre la luz y la sombra- y que tiene en una soberbia Annette Bening a una lujosa médium para canalizar tanto el fulgor como la fragilidad de la actriz.

Con sus arriesgados y elegantes saltos temporales resueltos en la propia continuidad de la escena, la película de McGuigan no juega a la mitomanía necrófila, ni se muestra interesada en hurgar en las heridas de la decadencia. Su interés primordial es descifrar una historia de amor sin pasar por alto ninguno de sus matices: que una escena clave de la película merezca dos puntos de vista supone, así, una transparente declaración de principios en un trabajo donde el estilo sublima y no emborrona. (Jordi Costa, El País)
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