CENTRO CULTURAL "LAS CLARAS" CLAUSTRO ALTO DEL 9 AL 24 DE MARZO “DONDE HABITA EL OLVIDO” es el título que da nombre a la exposición de pintura que la artista madrileña, Rosa Jiménez, nos muestra en el Centro Cultural Las Claras de Plasencia. El título de esta muestra, hace referencia a la Rima LXVI de Gustavo Adolfo Bécquer que inspiró a Luis Cernuda para escribir su poema y que luego Joaquín Sabina, haciendo un guiño a los dos poetas, cantó. La exposición es un recorrido por el camino andado por la artista en los últimos años, donde podemos disfrutar de muy variadas series de obras, tanto en la temática como en su ejecución. Encontraremos desde su interpretación de obras clásicas, como es “Meninas del agua”, a su colección de “Amantes”; donde los tubos de óleo se llenan de existir, cual niño que llena de vida a sus juguetes con la fuerza de su imaginación. Habitan en el olvido sus coches oxidados y las miradas salvajes de los animales pidiendo salir del abandono. La obra que anuncia la exposición, es un cuadro realizado por Rosa Jiménez en su viaje a las Hurdes. Decía Unamuno que quienes llegan a la comarca “lo hacen para corroborar o para desmentir la leyenda”. La leyenda negra es retratada por Luis Buñuel en el documental “Tierra sin pan”, en el que describe la crudeza y pobreza de las Hurdes. La realidad es que Las Hurdes ha vivido un gran aislamiento geográfico. Un olvido que para Rosa desapareció, al descubrir lo que para ella es el paraíso. RIMA LXVI GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER ¿De dónde vengo?... El más horrible y áspero de los senderos busca; las huellas de unos pies ensangrentados sobre la roca dura; los despojos de un alma hecha jirones en las zarzas agudas, te dirán el camino que conduce a mi cuna. ¿Adónde voy? El más sombrío y triste de los páramos cruza, valle de eternas nieves y de eternas melancólicas brumas; en donde esté una piedra solitaria sin inscripción alguna, donde habite el olvido, allí estará mi tumba. DONDE HABITE EL OLVIDO LUIS CERNUDA Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios. Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista. En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero En mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento. Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente. Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño. Allá, allá lejos; Donde habite el olvido. JOAQUÍN SABINA …Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido, una vez me contó, un amigo común, que la vio donde habita el olvido.
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