LOS PERROS – Ciclo ‘Cine y Mujer: Un Recorrido Internacional’ Chile 2017 94’ Dirección: Marcela Said Guión: Marcela Said Reparto: Antonia Zegers, Alfredo Castro, Rafael Spregelburd, Alejandro Sieveking Fotografía: Georges Lechaptois Música: Grégoire Auger Desplazada por su padre y su marido en los negocios familiares, Mariana, una mujer de clase acomodada, comienza a sentirse atraída por su profesor de equitación Juan, un militar retirado investigado por su antigua conexión con la dictadura chilena 2018: Premios Goya: Nominada a Mejor película iberoamericana 2017: Festival de San Sebastián: Premio Horizontes (Mejor película latinoamericana) Los crímenes contra la Humanidad nunca son individuales. Necesitan apoyos. Son las imprescindibles ramificaciones de la maldad, bifurcaciones quizá más pequeñas o con menos importancia, pero sin cuyo ejercicio el exterminio no tendría consistencia. Ramas prácticas, pero también teóricas, incluso de pasividad, de mirada hacia otro lado. A estas derivaciones dedica la chilena Marcela Said su película Los Perros, estrenada en la prestigiosa Semana de la Crítica de Cannes y premiada después en San Sebastián, protagonizada por una mujer burguesa de familia amparadora de los crímenes durante la dictadura, y con un coronel del ejército investigado por un tribunal como personaje esencial. Metafórica al estilo de ciertas películas españolas de la Transición o de los últimos años de nuestra dictadura, de algunas de las dirigidas por Carlos Saura y Manuel Gutiérrez Aragón, Los Perros tiene una figura central fascinantemente repulsiva: una mujer inquietante en su rostro anguloso y embaucador, en su actitud, en su mirada, en sus palabras y hasta en su risa. Y que, además, viene acompañada por un corte de hombres patéticos a su alrededor, que desfilan al ritmo de una excelente banda sonora de Grégoire Auger, reiterativa en sus notas discordantes y su diseño sonoro. La segunda película de Marcela Said bucea en lo más turbio de una sociedad que no acaba de arreglar cuentas con la dictadura de Pinochet. Un relato intenso, pausado, que incomoda al remover viejas heridas no desde la crítica sino desde una perturbadora empatía con lo monstruoso, desde la perspectiva de esa mujer que se revela en secreto contra el machismo tradicional y el carácter autoritario de los hombres de su familia, perversamente atraída por su profesor de equitación. Con las canciones de Camilo Sesto como perturbador contraste, la película, volcánica y sutil, quizá también difícil para determinadas sensibilidades, se hace carne en su vigoroso simbolismo, el de los perros sueltos, animales peligrosos que aún andan en libertad, con el amparo de los dueños de una sociedad cómplice. (Javier Ocaña, El País)
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