Se trataba de no ser una mujer. Me impusieron ser un hombre, como un deber, o lo que es lo mismo y por eliminación, el no ser una mujer. Como si la peor suerte existente para un hombre fuese ser eso, una mujer. Y tuve que aprender lo que es ser un hombre y tuve que aprender lo que es ser una mujer. Este proyecto nace de una reflexión, a veces divertida, a veces sarcástica, siempre emotiva, de por qué a los hombres les cuesta tanto mostrar sus sentimientos.
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