Decíamos hace poco que toda situación extraordinaria, tal como la que ahora toca respecto a la pandemia del COVID-19, siempre requerirá de gestiones ´más allá de lo ordinario`. Gestiones que en parte podemos ver como necesarias e indiscutibles, por caso las vinculadas al ámbito de lo público, pero gestiones también más discutibles y difusas -y no por eso menos importantes- como las estrictamente privadas. Precisamente las gestiones llamadas a reconfigurar, ahora mismo, el núcleo de nuestra experiencia y autoconciencia personal frente a lo que sucede; pero no solo para el ´ahora`, sino también para el ´después`, para cuando toque retomar la vida tras el azote del virus. ¿Habrá servido de algo y para algo la experiencia, tanto individual como colectivamente? ¿O simplemente retomaremos viejos y desgastados caminos…? No son preguntas fáciles, de hecho la impostura vital de que nada podremos cambiar puede ser la respuesta generalizada… ¡Normal! los cambios personales y de época son de una progresividad lentísima, imperceptible. De todas maneras hay -frente a lo que nos toca- planteamientos de siempre, de toda la vida: los ´clásicos` que nunca fallan. En ellos, para que nos iluminen y sigan cuidando, nos detendremos en nuestro primer ENCUENTRO… del mes de abril.
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